sábado, 17 de febrero de 2018

La Guerra de los Cien Años

La Guerra de los Cien Años fue una serie de conflictos ocurridos entre 1337 y 1453 que involucró a las dos mayores potencias de la época, Inglaterra y Francia. Con la principal causa de la disputa por la sucesión del trono francés, la guerra duró un poco más de 100 años, aunque obviamente tales enfrentamientos no ocurrieron de forma ininterrumpida. Entre otros elementos, la Guerra de los Cien Años es importante por el hecho de marcar el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna.

Causas de la Guerra de los Cien Años

El conflicto se formó después de que el rey francés Carlos IV murió sin dejar herederos en 1328. Tal situación llevó a su sobrino Eduardo III, rey de Inglaterra, a reivindicar el trono francés para sí. Sin embargo, la idea de unificación de las coronas inglesa y francesa se chocó en los intereses de los nobles franceses, que en una asamblea aclamaron como rey Felipe VI, conde de Valois, un primo lejano de Carlos VI.

El estallido de la Guerra de los Cien Años se dio en el momento en que Felipe VI confiscó a los ducados de la Gascuña y de la Guianam que, aunque estuvieran en suelo francés, habían sido heredados por Eduardo III.

El desarrollo de la guerra

De hecho, la confrontación entre ingleses y franceses se perpetuaron por más de un siglo, pasando por cinco generaciones de reyes. Sin embargo, como ya se ha dicho anteriormente, tales disputas no se dieron de forma continua. A lo largo de ese período, muchas veces cada lado estaba más enfocado en resolver sus problemas internos, sin contar la ocurrencia de la Peste Negra, un episodio que definitivamente colocó una pausa en los enfrentamientos.

Aunque Francia era más rica y tenía una población mucho mayor, se encontraba un tanto fragmentada en territorios controlados por nobles. Tal realidad permitía que los ingleses tuvieran una mayor ventaja en la guerra, ya que eran más unidos y organizados como nación. Además de haber recuperado algunos territorios, Inglaterra avanzó sobre nuevas regiones y oficializó tales conquistas con la firma del Tratado de Brétigny, en 1360.

Joana D'Arc en la Batalla de Orléans.

Alrededor de 1420 el rey inglés Enrique V decidió reclamar nuevamente el trono francés, garantizando para sí tal derecho de sucesión por medio de la firma del Tratado de Troyes. Sin embargo, tal movimiento creó un ambiente extremadamente turbulento, ya que Francia quedó dividida en dos reinos: norte, gobernado por el rey inglés, y sur, aún comandado por el francés Carlos VII. De esta forma, crecía en los franceses un sentimiento de extrema insatisfacción con la dominación extranjera.

A partir de ahí surgió la figura de la joven campesina Juana de Arco, la cual movilizó tropas y poblaciones locales contra los ingleses bajo un ideal hasta entonces inédito:

Si antes los ejércitos franceses luchaban aisladamente por cada uno de sus señores feudales, ahora pasarían a luchar por Francia y su rey, realidad que generó un espíritu de unión y nacionalismo francés.

Consecuencias de la Guerra de los Cien años

Incluso con la muerte de Juana de Arco, los franceses lograron expulsar a los ingleses de su territorio y un tratado de paz finalmente fue firmado en 1453, poniendo fin a los conflictos. Las principales consecuencias de la Guerra de los Cien Años fueron el debilitamiento del feudalismo y la construcción de un espíritu de identidad nacional entre los franceses, abriendo camino para la formación de los Estados Modernos y el inicio del Absolutismo.

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